Las bebidas alcohólicas están muy aceptadas en la sociedad. No obstante, el hecho de que su consumo esté normalizado, no implica que estas no dañen al cuerpo.
De hecho, el cerebro es uno de los órganos más afectados por el consumo de alcohol. Esta bebida es capaz de alterar cualquier función del cerebro, incluso el juicio o las emociones. Cada persona tolera el alcohol de manera diferentes, pero todas las personas se ven afectadas en mayor o menor medida.
Llevar un estilo de vida saludable, evitar el alcohol y el tabaco, comer de forma equilibrada y practicar deporte deberían ser actitudes a tener en cuenta. De hecho, cada vez son más los portales destinados a cuidar de la salud como https://salud10.top/ Cuidarse puede evitar multitud de enfermedades e, incluso, ayudar a evitar el cáncer.
Factores que influyen en el efecto del alcohol
El alcohol genera efectos adversos en el organismo desde el primer trago. Por lo que, no hay consumo moderado que no tenga ningún efecto en la salud. A medida que el consumo es más frecuente, el desgaste del organismo se intensifica. También pueden intervenir:
- Frecuencia de consumo
- Duración del consumo
- Edad de la persona que lo ingiere
- Sexo
- Genética e historial familiar
- Estado de salud general
El alcohol genera problemas a corto y largo plazo. Aunque los más visibles son los inmediatos, también hay muchos que van surgiendo con el tiempo.
4 efectos del alcohol a corto plazo
Entre las múltiples consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol, podemos listar 4 puntos importantes a corto plazo.
- Memoria
La ingesta de alcohol puede deteriorar el hipocampo. Este deterioro se ve en lapsos de memoria, que pueden suceder en unas horas tras el consumo de alcohol. No obstante, cuando se ingieren grandes cantidades en poco tiempo y sin comer, se pueden olvidar hasta sucesos completos.
- Cambios emocionales
El consumo de alcohol lleva a desequilibrios en el comportamiento, como los sentimientos o emociones. Estas alteraciones químicas hacen que se genere ansiedad, depresión o agresividad. Aunque el alcohol es usado para desinhibirse, relajarse y socializar, la ingesta excesiva puede acabar en ansiedad, agresividad o tristeza.
- Conocimiento
Las pérdidas de conocimiento son comunes en personas que beben mucho alcohol en poco tiempo, pues este provoca desfallecimiento.
- Impulsividad
Consumir alcohol puede interferir en las conexiones del córtex prefrontal del cerebro. Esta parte regula la impulsividad de la persona. Cuando los niveles de alcohol en sangre aumentan, se es más susceptible a experimentar comportamientos impulsivos. Por ello, se hacen cosas que no se harían estando sobrio. No obstante, estas alteraciones dependen mucho del carácter de la persona.
6 efectos del alcohol a largo plazo
Entre los problemas relacionados con el consumo de alcohol a largo plazo, se han listado 6 puntos importantes.
- Desarrollo cerebral
El consumo de alcohol en adolescentes puede interferir en el desarrollo del cerebro. Así, el adolescente puede desarrollar deficiencias en cuanto al funcionamiento viso-espacial o la recuperación verbal. Asimismo, pueden tener problemas en el aprendizaje.
- Trastornos emocionales
El consumo excesivo de esta sustancia está relacionado con enfermedades y trastornos emocionales. Las bebidas alcohólicas alteran los niveles de serotonina del cerebro, un neurotransmisor encargado de regular el estado de ánimo. El descenso en los niveles de este favorece la aparición de trastornos emocionales, como la depresión
- Neuronas
El consumo de altas dosis de alcohol impide el crecimiento de nuevas células y reduce el número de neuronas.
- Bicampo
La destrucción de neuronas puede dañar el hipocampo. Esta región interviene en el almacenamiento de la memoria, por lo que el cerebro se puede dañar de forma permanente, alterando la capacidad para memorizar.
- Psicosis
Una adicción al alcohol puede provocar psicosis, alucinaciones y paranoias. Asimismo, si un alcohólico interrumpe el consumo de alcohol de forma brusca, puede desarrollar un síndrome de abstinencia al alcohol. Este provoca dolores de cabeza, temblores, agitación, náuseas y vómitos y alucinaciones.
- Síndrome de Wernike-Korsakoff
La adicción al alcohol provoca una deficiencia de vitamina B1 o tiamina. Esta falta de vitamina puede ser un factor de riesgo para desarrollar el síndrome de Wernike-Korsakoff. La encefalopatía de Wernicke causa daño cerebral en las partes bajas del cerebro (el tálamo y el hipotálamo). La psicosis de Korsakoff se produce por el daño permanente en las zonas del cerebro involucradas en la memoria.
Así, un consumo de alcohol puede dañar nuestro cerebro de múltiples maneras. Sin contar otras alteraciones como arritmias, insuficiencia cardíaca e hipertensión arterial, entre otras. También está demostrado el alcohol causa afecciones en esófago, estómago, hígado y páncreas. Esto, a su vez, puede provocar inflamación, úlceras y hasta cáncer.