El anís, debido a su composición alcohólica, debe ser consumido con moderación, pese a los importantes beneficios que representa para nuestra salud. Al igual que bebido como licor (consumiéndose por lo general a temperatura ambiente), también se puede tomar como infusión, favoreciendo nuestro aparato digestivo (incluso ayuda a quitar el hipo y lucha contra las flatulencias del estómago), contando a su vez con flavonoides (con importantes propiedades antioxidantes), cardíaco, etc…
En cuanto a las diferentes variedades de anís existente, las proporciones de azúcar en su elaboración serán quienes marcarán la clasificación, y así obtenemos:
- Anís seco: cuya composición en azúcar es prácticamente nula, gozando de un sabor fuerte debido a la ausencia de ésta, se presenta con una graduación alcohólica en torno a los 40 grados.
- Anís semiseco: contando éste con un gramaje de azúcar desde los veinte hasta el centenar de gramos por litro, con alrededor de 37-38 grados de alcohol.
- Anís dulce: superando los 100 gramos por litro en su composición, con unos 35 grados de alcohol en su composición.
España, como hemos visto anteriormente, se ha convertido en el principal o uno de los principales productores de anís a nivel mundial, por delante de compatriotas europeos y algún asiático. Localidades como la de Chinchón, próxima a la capital Madrid, favorecen dicho aspecto. La producción de anís en Chinchón es antiquísima, documentándose mediante textos de principios del siglo XVIII, contando su anís además con el título de “Denominación Geográfica”.
Otra conocida y afamada marca de anís sería la de “Anís del Mono”, establecida en Cataluña desde el siglo XIX, con una botella inspirada en frascos de fragancias, y una etiqueta donde un mono es su marca (debido al regalo como mascota de un mono al fundador de la marca).
Y, citar por último a los franceses de Marie-Brizard como otro afamado productor de anís, desde mediados del siglo XVIII.