Debido a su alta graduación alcohólica (alrededor de 40 grados), en el momento de beberlo nos calienta nuestro cuerpo, sentimos como el calor nos recorre, reconfortándonos en estaciones frías. Servido en copas anchas, pero de boca estrecha, se suele tomar a temperatura ambiente. Hay quienes prefieren añadir un cubito de hielo, pudiendo disfrutarlo igualmente mezclado con el café (el típico “carajillo” español), teniendo aplicaciones culinarias, utilizándose para diferentes recetas de cocina.
Para disfrutar mejor de sus cualidades, debemos olerlo (el envejecimiento en los toneles de barrica, así como las características propias de su materia prima y el suelo de cultivo, nos darán unos aromas especiales), retenerlo en la mano para que adquiera una temperatura adecuada, y posteriormente sorber lentamente, dejando que nuestro paladar detecte lo evocador de su sabor y las sensaciones que nos produce.
Podemos encontrarnos, en virtud de sus años de envejecimiento, las siguientes denominaciones de coñac:
- El “Tres estrellas”, dejado envejecer por un período de al menos 30 meses y como máximo de poco más de cuatro años.
- El Reserva, cuyo periodo mínimo de envejecimiento es el de cuatro años y medio, siendo algo más de seis años su período máximo de permanencia en barricas.
- Y, por último, el Napoleón, contando éste con un envejecimiento a partir de los seis años y medio.
En cuanto a las marcas de coñac con mayor reputación, podemos nombrar a las siguientes:
- Courvoisier, desde comienzos del siglo XIX, conocido por “el coñac de Napoleón”, siendo el preferido de los monarcas franceses de la época.
- Remy Martin, con presencia de más de 300 años entre nosotros, cuenta con el “Louis XIII” como producto estrella.
- Hennessy, compañía cuyo origen se remonta a mediados del siglo XVIII, siendo el “Hennessy X.O.” su producto estrella.
- Martell, creada a principios del siglo XVIII, tiene a sus coñacs entre los mejores del mercado.
- Otras marcas como: Delamain, Lautrec, Chateau Beaulon, y Landy.