El tequila debe su nombre a la localidad de donde es originario: Tequila, en México. Cuentan que los indígenas de Jalisco (territorio donde se encuentra Tequila) lo descubrieron casualmente tras quemarse el interior de unos cuantos agaves (la planta a partir de la cual se elabora el tequila) por el efecto de un rayo, lo cual produjo que un atrayente aroma llegara hasta ellos, quienes motivados por el mismo localizaron su enclave y probaron lo que pensaban era regalo de los dioses (fue un indígena quien días después y tras haberse quedado algo de dicho jugo olvidado, volvió a sentir su aroma y descubrió un líquido burbujeante, que modificó su manera de actuar tras probarlo). Y fueron los colonizadores de España quienes destilaron años después dicho jugo primario para dotarlo de un sabor más tosco, posibilitando el nacimiento de nuestro actual tequila.
Para que se pueda llamar tequila a dicha bebida, es requisito indispensable que su elaboración sea en el país mexicano, y que además aparezcan en sus componentes más de la mitad de agave, de su sacarosa.
Para su elaboración, es necesario pasar por diferentes fases, tales como las siguientes:
- El primer paso indudablemente es la recogida de agaves en el momento adecuado para su tratamiento.
- Tratamiento que pasa por la hidrólisis: para qué, pues para eliminar a la inulina, componente no apto para la posterior fermentación que se produce en el proceso.
- Separamos después mediante rodillos, las glucosas de las hebras de los agaves
- Los mostos así obtenidos son enviados a la siguiente fase: la de la fermentación, donde entran en juego las diferentes levaduras para convertirlos en anhídrido carbónico y en etanol
- Posteriormente pasamos a la destilación de los zumos resultantes en alambiques, separando así sus componentes, proporcionándonos el tequila final.
- Y, por último, o bien embotellamos nuestra producción, o la dejamos envejecer.
Como hemos señalado anteriormente, su producción se localiza en México, siendo los norteamericanos quienes gozan del título de mayores consumidores del mismo, seguido por países europeos como España, Francia y Alemania, y Japón y Canadá entre otros.