Esta preciada bebida destilada, que presente una graduación alcohólica oscilante entre los 40 y los 60 grados aproximadamente, es aconsejable en personas que mantengan importantes niveles de colesterol o que presenten problemas de hipertensión. Para su consumo, como sucede habitualmente depende en gran medida de las preferencias de cada uno, así como de la calidad del propio whisky. Ante un whisky de una alta calidad, lo disfrutaremos sólo, con hielo, dejándonos seducir por lo embriagador de su sabor. Cuando estemos disfrutando de uno de calidad media o baja, será éste el que principalmente se destine a su mezcla con algún tipo de refresco (cuba libre o cubata).
Respecto a su clasificación, podemos establecer la misma del siguiente modo:
- Whisky de malta: con un proceso de envejecimiento de un mínimo de 8 años y un gusto fuerte, su elaboración se realiza malteando a la cebada.
- Whisky de grano: aunque puede ser malteado, generalmente no se maltea a la cebada, y se mezcla con diferentes cereales (como maíz).
A su vez, dentro de esta primera clasificación se esconde una segunda, es decir, la mezcla de estos whiskys puede ser:
- Combinación de maltas: utilizando las de variadas destilerías (pure malt)
- Única malta: combinando el whisky de diferentes toneles de una destilería concreta (single malt)
- Pot still whisky: destilado en alambique del mismo nombre y de pertenencia a Irlanda
- Mezclado: realizado con grano y con malta y cuya procedencia es de destilerías variadas (whisky blended)
- Cask Strength: desde los toneles es desde donde se embotella directamente, presenta una alta graduación alcohólica.
Como marcas más prestigiosas y representativas, citar a las siguientes:
- Cardhu: afamado whisky escocés de diferentes añadas, todas de gran calidad.
- Chivas: producido en Escocia desde principios del siglo XIX
- Los irlandeses del Bushmills Black Label
- El americano Four Roses Single Barrel